martes, 17 de abril de 2012
DANIEL GARCÍA GRANDA EN EL DIARIO LA NUEVA ESPAÑA
GARCÍA GRANDA SE ASOMA A SU RAÍZ MÁS ASTURIANA
Manuel NOVAL MORO
El poeta poleso Daniel García Granda comenzó un buen día a echar la vista atrás, hacia su infancia en el pueblo de Viñay, en el vecino concejo de Bimenes, donde pasó veranos y fines de semana en casa de sus abuelos. La memoria lo llevó hacia aquel territorio donde los niños eran «como Tom Sawyer», en una Asturias profunda que se va borrando, y también lo lanzó a escribir versos en una lengua, el asturiano, que hasta entonces nunca había frecuentado en verso. El resultado de todo ello ha sido el libro «Poemes del últimu salvaxe», una colección de episodios en los que prima la sencillez, el lenguaje directo.
Esa era desde un principio la pretensión del autor, hacer «poemas muy sencillos de leer y absolutamente verdaderos, sin ninguna complicación». Bimenes, para García Granda, fue uno de esos lugares donde, durante mucho tiempo, «el español no pasó como una apisonadora» y el asturiano estaba muy vivo, hasta el punto de que, al principio, ni siquiera él entendía del todo bien a los niños de allí. Los episodios son los del niño que participaba en labores como ir a la yerba, que después andaba libre haciendo trastadas, unas más fuertes que otras, o jugando al baloncesto con una canasta hecha con palos de avellano y un saco de pienso.
Los textos transmiten a veces la alegría que da una vivencia pura de la infancia y en otras ocasiones están teñidos de la melancolía que siente el adulto que los evoca.
La alusión al último salvaje aclara que aquel mundo ya no existe, y no faltan críticas a los excesos constructivos que han afectado severamente a Bimenes, cortado en dos por la llamada «Y», una vía rápida que el autor ve de dudosa utilidad.
García Granda ha escrito anteriormente cuatro libros en castellano, casi todos premiados en concursos literarios. Ahora se asoma al asturiano como algo inevitable. «Era imposible concebirlo en castellano». El libro, editado por Jorge Espina, para Ediciones La Baragaña, cuenta con prólogo de Nacho Vegas e ilustraciones de Mone Alonso. Se presenta hoy, en la sala de cámara del auditorio, a las ocho de la tarde. El autor hablará en el acto de aquello que le empujó a asomarse de este modo a su pasado y a sentirse, como en el verso que cierra el poemario, «el gua.he escondíu pa siempre detrás del balagar».
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